"Asunción Valdés prestó
ayuda generosa a tantos represaliados del franquismo y recuerdo en
general su disposición constante a beneficiar y apoyar a sus
semejantes. No
tuvo descendientes ; era la compañera de un abogado ilustre de Madrid,
Fausto Vicente Gella...Con ellos fui dos o tres veces, hacia el año 1956
o 57 a La Torre, para asuntos de las propiedades de Asunción en el
pueblo, que creo eran muy cuantiosas: recuerdo, por ejemplo, una gran
bodega de que era propietaria y de una extensa viña en el cruce de la
carretera de Extremadura y la carretera de La Torre. No tuvieron
descendientes, y a su muerte, y aun antes de ella, recibieron su gran
fortuna, no sólo en tierras y casas sino también en objetos de gran
valor, como un cuadro, si recuerdo bien, del gran pintor holandés
Rembrandt, sus sobrinos, hijos de sus dos hermanos Jorge y Paco. La
última vez que vi a Asunción debió de ser por los años 83-84, en un
hospital con motivo de una grave enfermedad de mi primo hermano Armando
Fernández-Santos, casado con Mari Carmen Valdés, sobrina de Asunción. No
mucho tiempo después me dio uno de sus sobrinos abogado, Ernesto
Valdés, la noticia de que había fallecido su tía".
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