Ayer
festejé mi cumpleaños (nací por los años del franquismo bien consolidado
en un pueblo toledano del que no
quiero acordarme) dando un paseo
republicano español por
París hasta el « Jardín de la Nueve ».
Como
aquí aún no tenemos ni calle ni monumento dedicado a todos los
Republicanos españoles (no nos demos por vencidos) me fui a poner unas flores
tricolores a la placa de los Brigadistas ( nuestros amigos y hermanos), por una parte, y a la de la Nueve en la plaza de la
Liberación de París, por otra.
Al llegar a ésta me alegré viendo el tiovivo
gratis para los niños, las tortugas blancas desparramadas por la explanada bordeada de estatuas solemnes y chiringuitos con churros y dulces navideños,
pero no pude acceder a la placa de la Nueve como tampoco lo pudimos en agosto
pasado. Deposité unas flores en la verja azul del número nueve y me fui a ver
el Jardín de la Nueve, frente al Sena.
Es un
bonito jardín a lo largo de
la alcaldía, con una gran estatua equestre en el centro que mira hacia al Sena,
un pocito medieval, olivos y bonitos bancos para descansar. Un Jardín
encantador para honrar dignamente a la valiente división
del capitán Dronne y del general Leclerc.
No sabiendo dónde depositar mis flores
tricolores (se las puse un rato al
noble caballero), al salir
tuve la sorpresa de ver que en la placa de la calle Lobau se había tapado con
celo el renglón que menciona a sus majestades los monarcas españoles como
partícipes de la inauguración del Jardín con la Sra. Alcaldesa de París, por lo
que decidí colgar la flores ahí ya que además había un cordón muy adecuado para atarlas, ni que estuviera
hecho adrede.
Me alegré mucho del homenaje discreto que pude
rendir a mis queridos Republicanos españoles en este final de año 2015 también llamado solsticio de
invierno por algunos amigos que esperan « que llueva y que salga la
esperanza de la cueva ».
Antes de irme me senté otro poco cerca del
pocito medieval a pensar en los acontecimientos pasados y presentes y a
examinar si en algo se podía cambiar el curso de las cosas. No logré
determinarlo pero me acordé del verso enviado por María Torres para
felicitarnos también el famoso
Solsticio :
Dice María citando a Angel González :
« Cierro los ojos para ver hondo
y
siento
que
me apuñalan fría,
justamente,
con
ese hierro viejo : la memoria ».
Dediqué
esos versos pues a la Nueve y a los Republicanos españoles que un día también
tendrán todos su lugar de
memoria permanente en París.
¡
Que la esperanza salga de la cueva !
Rose-Marie
Serrano (amiga de los Republicanos españoles, París, 20 de diciembre de 2015)
Precioso paseo y homenaje Rose-Marie.
ResponderEliminarEsos versos de Ángel González siempre permanecen en mi mente, porque aún se desgrana nuestra memoria en recuerdos dolorosos, aún nos apuñalan friamente, aún hay mucho que hacer... Pero seguimos ....
Un fuerte abrazo.